
Entre el campo y la ciudad y entre esta y el museo existen ciertas distancias físicas y mentales y también contradicciones. En la ciudad nos asfixiamos porque el hormigón ha consumido la huerta y en el campo nos podemos llegar a sofocar con la falta de recursos urbanos (infraestructuras de todo tipo, ofertas culturales, etc). Sin embargo en la ciudad y específicamente en su corazón podríamos decir que estas tensiones son más visibles y consecuentemente más fáciles de identificar. Así que esta semana decidimos ir a hallar estos contrastes en lugares de resistencia.
La primera sesión la dedicamos para visitar l´hort de la botja, uno de los pocos sitios que se sitúan en el centro de la ciudad y nos pueden conectar otra vez con el pasado de este territorio. La huerta que estaba rodeando desde hace siglos la ciudad de valencia poco a poco se iba retirando y desapareciendo hacia las afueras. A causa de este conflicto entre el urbanismo canibal y la tradición agrícola, en los últimos años han surgido varios espacios de resistencia, uno de ellos justo en el centro más gris. En l´hort de la botja, el único huerto urbano de Ciutat Vella, conocimos a Mercé. Allí niñxs y adultxs nos vinculamos con los sentidos que menos utilizamos en nuestra cotidianidad. Los olores hacían de hilo conductor, de una planta a la siguiente y los conocimientos de Mercé nos llenaban de estímulos. Mentas, lavandas, tomillos, romeroa y todo tipo de plantas aromáticas o no, nos enseñaron sus olores y sabores. Dada la manera en que nuestrxs participantes se contactaron con la huerta, no hay duda de la necesidad de estos espacios.
Para la segunda sesión decidimos irnos a un lugar que recoge y divulga todas las contradicciones mencionadas anteriormente. La exposición permanente de L’ETNO (Museu Valencià d’Etnologia). En esta muestra junto con Amparo Pons y Marri Llanos Iborra Candela reflexionamos a cerca de la vida urbana y la vida del campo. ¿La etnografía puede ser local y global al mismo tiempo? ¿Tenemos las mismas prácticas que las que teníamos en el pasado? ¿Lo que vivimos en nuestro día a día forma parte de nuestras culturas? Porque para entender la situación actual tenemos que comprender muy bien las propias contradicciones de la vida urbana.
