Después de pensar en todo aquello que puede comer una salamandra, el grupo ha decidido traer hojas de lechuga, trozos de tomate y zanahorias que colocar en todos aquellos agujeros susceptibles de ser refugio de Marcela.

La dramaturgia que envuelve al juego de buscar a Marcela permite a través de la ficción buscar y observar el barrio desde los ojos de un niñe ¡Y es fantástico todo lo que como adulto nunca te hubieras percatado!

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