Grupo de 12 a 18 años. La Torre

Reflexionando nuestros recorridos, desde la abstracción, marcamos nuestros pasos.  Rastros que nos han llevado a espacios, lugares y experiencias y que dejan una línea dibujada por nuestros pies. A través de una App, Mytracks, hemos podido obtener un resultado gráfico de la ruta que realizamos en la primera sesión para capturar y materializar esta vivencia compartida.  Así, podemos volver a ella, una y otra vez para pensarla juntas. ¿Por qué paramos en este punto y no en otro?, ¿Cuántas historias albergan un mismo espacio? ¿Nos reconocemos todas en este territorio? 

Este mapa, es suyo. No está definido por ningún cartógrafo, ni pretende reflejar la realidad del trazado urbanístico, sino aquellos espacios a los que el grupo llegó de manera más o menos consciente a través del juego. Espacios que habitan en su cotidianidad y a los que se vinculan de manera emocional. Casi todos están están llenos de historias, que se superponen a las expectativas que pudiéramos tener nosotras sobre ellos, y que escuchamos atentas para detectar posibles problemáticas o reivindicaciones:

-De normal quedamos en “Paredes”.

-En el edificio en construcción, o más bien abandonado, han pasado muchas cosas, una vez se suicidó un hombre… Otra vez, entramos y casi pierdo el móvil.

-El colegio viejo se inundó y tuvimos que ir al de barracones, a mi me gustaba mucho porque tenía una biblioteca con cojines y un patio muy grande”

-No jugamos a baloncesto, pero solemos pasar tiempo en el poli para hablar con la gente.

-Yo vivo en el edificio alto, a mi me gusta, entra mucha luz.

-La huerta, es el mejor sitio para esconderse.

Cuando dibujamos la línea, descubrimos que hay más territorio que no está representado. Algunas personas del grupo viven en San Marcelino. Nos hablan de un parque, el de la Rambleta, y un descampado, el del triángulo de cemento, que aparece en muchos de sus recuerdos. Espacios que posibilitan una mayor intimidad ya que “allí nos conocen todos, y no podemos hacer cosas que no sean…legales”. Convertimos San Marcelino en isla, unida a La torre a través de un puente. 

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