Nuestras aventuras en el exterior, se complementan en el interior con la puesta en común y la construcción espacial de nuestros dominios como exploradores.
Sentarnos seriamente a objetivar aquello que les adultes tienen en la cabeza, no es algo a lo que estemos dispuestes, ubicarnos y colocar espacialmente lugares o pensar en frío sobre seres, no va mucho nosotres. Nos van más lo sentimientos, los olores, las sensaciones, las anecdotas, al fin, lo vivido. Y eso es lo que plasmamos. “me gusta estar allí” “cuando paso siempre me entra hambre porque huele tannnnnnn bien”
También jugamos a las estatuas reconvertidas en fardatxos, a escribirnos lugares secretos del barrio en la espalda letra por letra, a hacer recorridos por los lugares que ya hemos construído, a contar al escondite con nuestra canción del fardatxo y un montón de juegos vinculados con nuestra investigación. Si estáis paseando por L’Olivereta y escucháis algo parecido, buscad bien por los alrededores, porque seguro que estamos cerca nosotres. Digo parecido, porque la cantamos bien alto con la a, con la e, con la i.. ¡Con todas!
S’ha amagat el fardatxo, el fardatxo, s’ha amagat el fardatxo pel forat.
Va pasando la semana y como no sabemos nada aún de Marcela, empezamos una búsqueda más profunda de lugares en los que podría estar. Es entonces, cuando unas tarjetas y fotografías distribuídas en el espacio, llaman la atención al fondo de la sala. Con espacio y acompañamiento remarcamos personas y seres que podrían ayudarnos a encontrarla. La comida como es ya costumbre, se convierte en protagonista.
“mi abuelo donde vive, busca salamandras y las encuentra cerca de una pizzería” “en un restaurante porque hay muchas ensaladas y lechuga, y en una terraza del restaurante puede estar Marcela” “mi vecina y Lucas podría encontrarla muy fácil, es su perro”
El olivo es ahora nuestro punto de partida, pero éste a su vez ha sido una pista de Pilar, la de la farmacia, la farmacia se llama Nou Moles, como el barrio.. y es así como comenzamos a tejer una red interespecífica, como nuestro grupo, que conecta lugares, seres e historias.
Las fotografías nos ayudan a poner caras sin verlas, recordar nombres con solo mirar unos ojos y sensaciones sin estar allí. Tenemos tantas cosas interesantes en la cabeza, que es difícil tenerlas activas todas todo el rato; lo que si hacemos, es recordar con tan solo un estímulo. A veces una fotografía, a veces una palabra, otras un color, un olor..
Nuestra cocina tiene nuevos ingredientes, comienza a enriquecerse y nutrirse.
P.D. A ver si pronto podemos saciar ese hambre que nos queda después de merendar, incluso a veces, re-merendar.